El Cuaderno de Sergio Plou

      

miércoles 22 de septiembre de 2010

Falsas disyuntivas




  En el actual sistema económico nos encontramos eligiendo, como se dice popularmente, entre Guatemala y Guatepeor. No es que se haya evaporado la perfección, tal vez nunca existió un auténtico deseo de conseguirla, por eso nos presentan siempre un conjunto de posibilidades insatisfactorias. Las democracias representativas no sirven para imaginar mundos mejores, no son un instrumento de transformación social, tan sólo ejercen como herramienta de control.

  Nos resistimos a verlas de esta forma porque su antítesis es la clásica dictadura, da lo mismo el color del que se tiña, de modo que nos conformamos con el mal menor. Cuando se critica a los políticos, ya sea por sus corruptelas o por su ineficacia, siempre sale alguien diciendo que se le está haciendo el caldo gordo a los fachas pero rara vez se favorece una opción más participativa. Se nos da la opción de elegir, pero poco, cada cuatro años y con listas cerradas, no vaya a ser que nos pasemos de la raya. El resultado es la decadencia y un giro más deprimente hacia posturas intolerantes: la ausencia de responsabilidad.

  Ahora que las ideologías son una cuestión de sombras y matices resulta extraño que no se haga hincapié en los modos de ejercer el gobierno. Existe de hecho una tecnología informática que permite conocer la opinión de la gente. Se utiliza para todo, incluso pagar impuestos y realizar transacciones financieras, excepto para que los ciudadanos participen activamente en la legislación o en la toma de decisiones ejecutivas. Ninguno de nosotros puede elegir cómo se distribuyen los dineros. Nadie puede presentar proyectos de ley a la ciudadanía y que mañana mismo se voten en referéndum, sin embargo tenemos los medios para hacerlo. Los listos cuentan a los tontos que no estamos preparados para dar un salto de esta envergadura y desconfían tanto de que algún día lleguemos a manejar con libertad nuestros intereses que evidentemente no hacen nada para educarnos. Dicen que es muy peligroso.

  Y mientras tanto aquí estamos, sin un plan evolutivo para el sistema democrático y condenados a votar al PSOE o al PP cada cuatro años. Delegando nuestra soberanía popular y pensando si será bueno o no hacerle una huelga a Peta Zeta. Sabemos que con la pasta que se le ha regalado a los bancos para que no crujieran podría haberse solucionado el hambre en el mundo, pero preferimos seguir creyendo en los gnomos. Todos sabemos que no existen, pero igual viene el coco, el hombre del saco o el de las barbas y se nos come en cualquier momento. Es más fácil asumir los argumentos racistas de Sarkozy, hacerse pasar por Le Pen (en el asunto del destierro de los gitanos) y confiar encima en que luego te voten los mandrias. A ellos les parecerá de lo más normal pero a mí se me antoja triste, sucio y rastrero, mucho más peligroso que educar a los torpes para que decidan algo más que entre Rajoy o Zapatero. Las disyuntivas falsas dan mucho juego a los poderosos, al resto en cambio nos ponen siempre entre la espada y la pared.